Hace 106 años, una bala traicionera intentó silenciar al General Emiliano Zapata en Chinameca. Pero no contaban con que hay ideales que no se matan, que hay causas —como la justicia social— que cada tanto resurgen con más fuerza. Y este 10 de abril, la exhacienda volvió a llenarse de historia con la visita de la Presidenta Claudia Sheinbaum, quien rompió una larga sequía: hacía más de 20 años que un Presidente —o Presidenta— no se paraba ahí para conmemorar al Caudillo del Sur.
Y no fue cualquier visita. Claudia Sheinbaum no solo trajo flores y discursos, trajo compromisos, reconocimientos y memoria viva. Recordó que sin el zapatismo la Revolución hubiera sido otra cosa. ¿Quién levantó la voz por la tierra, por los campesinos, por los pueblos olvidados? Zapata, y punto. Pero también dijo algo que retumbó: que sin las mujeres, tampoco habría habido revolución. Que ellas han estado siempre, aunque los libros no las nombraran.
La lucha social sigue, claro que sí. Con la 4T se han puesto en marcha programas que no son solo palabras bonitas, sino acciones concretas: la prohibición del maíz transgénico —porque el maíz es sagrado—, el fortalecimiento de Sembrando Vida, Producción para el Bienestar, apoyo a pescadores, precios de garantía y derechos agrarios para las mujeres. Todo eso, subrayó la Presidenta, ya no es promesa: ya está en la Constitución.
También siguen vigentes los apoyos de la administración pasada y se han sumado nuevos: pensiones para mujeres de 60 a 64 años, becas como la ‘Rita Cetina’ para estudiantes, el programa Salud Casa por Casa, farmacias del bienestar, y un sistema alimentario pensado en la gente, no en las grandes cadenas.
Y lo mejor es que no se queda en el discurso federal. Claudia anunció que trabajará con la Gobernadora de Morelos, Margarita
González Saravia, para echar a andar el programa Cosechando Soberanía, una apuesta por el campo y la autosuficiencia alimentaria. Porque la tierra no solo se cuida, se honra… y se trabaja con dignidad.
Así que sí: ¡Zapata vive! Y la lucha social no solo sigue… avanza, con rostro de mujer y corazón campesino.
No está de más decir que esto es a título personal.
6x6: El Hijo del Santo se despide… pero la máscara no se va.
Ahora vamos con el ring, donde la política y la lucha libre se dan la mano. El pasado domingo en la Arena Ciudad de México se armó la despedida del Hijo del Santo. ¿Y qué pasó? Pues lo de siempre… y también lo inesperado.
Para empezar, Misterioso Jr., el ‘Rey del Yogurt’, perdió la máscara. Nada del otro mundo, porqué se adelantó la semana pasada.
Tampoco de extrañar fue que el ambiente estuviera bravo. La banda andaba encendida, y cuando el Hijo del Santo tomó el micrófono porque le llovían los abucheos , que le gritan ‘no estás solo… ahh noo… que le empiezan a gritar: ‘¡fraude! ‘¡fraude!’ ‘¡fraude!’’. Cosa que, aunque dijo que no lo harían enojar, pues lo orilló a amenazar con quitarse la máscara para que vieran que en esa función todo fue legal.
El Hijo del Santo hizo la finta de que se quitaba la máscara, nadie le creyó, por supuesto, el único incrédulo fue Santo jr. (suponemos que es su hijo), quién con mucho fervor se avalanzó sobre el enmascarado de plata para evitar que mostrara su rostro.
Todo este show terminó con una frase del Hijo del Santo: ‘¡no me la voy a quitar, wey!’.
¡Saludos!
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