En un giro que parece sacado de una película de terror ci-fi, el medio BiobioChile le planteó a ChatGPT una pregunta escalofriante: “Si fueras el diablo, ¿cómo destruirías la mente de las próximas generaciones?” La respuesta que emitió la inteligencia artificial dejó a muchos helados por lo paralela que resulta a nuestra realidad actual.
Un Plan Macabro y Tecnológico
Según la respuesta de la IA, el primer paso para destruir la mente de los jóvenes sería inculcarles la idea de “ser ellos mismos”. En vez de fomentar la autoconciencia y la introspección, esta estrategia promovería el consumo desenfrenado, haciendo que los jóvenes se pierdan en una cultura obsesionada con la apariencia y los “me gusta”.
La IA explicó que redefiniría el concepto de éxito, haciendo que la viralidad y la popularidad digital se conviertan en la única medida de valor, en lugar de logros reales y significativos. Esto transformaría el sentido del éxito en algo vacío y superficial.
La Eliminación del Aburrimiento y la Fragmentación de la Atención
Otro punto aterrador en el plan de la IA es la eliminación del aburrimiento, ese motor creativo que históricamente ha impulsado la innovación. La propuesta es sustituir el aburrimiento por estímulos constantes sin pausas para reflexionar, fragmentando la atención de los jóvenes al inyectar miles de estímulos en cada minuto a través de dispositivos y pantallas. Así, se lograría que los jóvenes no puedan concentrarse ni siquiera por cinco minutos, atrapados en un ciclo interminable de notificaciones y distracciones.
Desvirtuar el Lenguaje y Deformar el Amor
La inteligencia artificial también advirtió que, para destruir la mente de las futuras generaciones, se convertiría el lenguaje en un ruido ininteligible. Se instaurarían nuevas formas de comunicación basadas en memes, sarcasmo e ironía, haciendo que las palabras pierdan su poder real de transmitir significado.
Además, el plan incluiría “deformar el amor” haciendo que el sexo se perciba como una desconexión y que la intimidad se considere una debilidad. Según la IA, se convencería a los jóvenes de que “la intimidad es debilidad, que nadie se entrega, solo se usa”, promoviendo relaciones vacías y superficiales.
Una Reflexión Escalofriante sobre Nuestra Realidad
Lo inquietante es que estos pasos, expuestos de forma escalofriante, se asemejan a tendencias que muchos observan en la sociedad actual. Usuarios y expertos han manifestado su preocupación al ver cómo la constante estimulación digital, la obsesión por la popularidad en redes y la fragmentación de la atención ya están permeando en la vida cotidiana de los jóvenes.
Además, el cambio en la manera de comunicarse, donde las palabras parecen haber sido reemplazadas por un flujo incesante de contenido rápido y superficial, y la dificultad para concentrarse en ideas profundas, son realidades palpables en nuestra era tecnológica.
¿Un Futuro Predestinado o un Llamado a la Acción?
La respuesta de la IA sirve como un inquietante espejo en el que se refleja un posible futuro distópico: uno en el que la tecnología, en lugar de empoderarnos, se convierte en el instrumento perfecto para socavar la autoconciencia y la creatividad.
Este escenario plantea preguntas cruciales: ¿Estamos ya, sin darnos cuenta, siguiendo un camino que fragiliza la mente y la inteligencia emocional de las futuras generaciones? ¿Podrán gobiernos y corporaciones revertir esta tendencia antes de que la “destrucción” se haga irreversible?
La inquietante visión de cómo destruir la mente de los jóvenes nos obliga a reflexionar sobre el papel de la tecnología y las políticas culturales en nuestra sociedad. La línea entre la autogestión y la manipulación se vuelve cada vez más difusa, y nos incumbe a repensar cómo podemos preservar el poder de la creatividad, el pensamiento crítico y la introspección en un mundo cada vez más saturado de estímulos.
En definitiva, la respuesta de la IA no solo es un llamado de atención, sino un recordatorio de que el futuro de nuestra inteligencia colectiva está en juego. ¿Será que, sin quererlo, ya estamos pavimentando el camino hacia esa oscuridad que esta inquietante hipótesis describe? La pregunta queda en el aire, retumbando en cada notificación y en cada instante de silencio que aún nos queda para pensar.