El Pico de Orizaba, también conocido como Citlaltépetl, la montaña más alta de México y el volcán activo más elevado de América del Norte, ha captado la atención de científicos, medios de comunicación y la sociedad en los últimos días. Con sus 5,636 metros sobre el nivel del mar, este coloso ubicado en los límites de los estados de Veracruz y Puebla ha sido objeto de titulares alarmantes tras las declaraciones de Hugo Delgado Granados, un reconocido vulcanólogo e investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Durante la mesa de trabajo “Glaciares, cambio climático y gestión local de caudales hídricos”, organizada por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (CoUS) de la UNAM el pasado 1 de abril, Delgado Granados alertó que el volcán “parece estar en franco despertar”. Estas palabras han desatado un torbellino de especulaciones, análisis y preocupación en torno a la actividad del Citlaltépetl y su impacto en el medioambiente y las comunidades cercanas.
El contexto de la alerta: un volcán activo con señales inquietantes
El Pico de Orizaba no es un volcán dormido en el sentido estricto. A lo largo de su historia, ha registrado erupciones significativas, la más reciente en 1846, cuando emitió cenizas que afectaron las zonas circundantes. Desde entonces, ha permanecido en un estado de reposo prolongado, pero su naturaleza activa nunca ha sido puesta en duda por los expertos. Hugo Delgado Granados, en su intervención en la mesa de trabajo, señaló que existen “claros indicios de un incremento de la actividad” en el volcán, lo que podría estar contribuyendo a la acelerada pérdida de su glaciar, uno de los últimos que quedan en México junto con los del Iztaccíhuatl y el Popocatépetl.
Según el vulcanólogo, esta posible reactivación no sólo es un fenómeno geológico digno de atención, sino que se entrelaza con los efectos del cambio climático. En los últimos cinco años, el glaciar del Pico de Orizaba ha perdido el 20% de su masa, un retroceso que Delgado atribuye tanto al aumento de las temperaturas como a la actividad sísmica reciente en la región. “Parece que el volcán quiere despertar”, afirmó, subrayando que este incremento en la actividad podría acelerar la extinción del hielo que aún persiste en la cima del Citlaltépetl.
Evidencia reciente: sismos y observaciones científicas
Las declaraciones de Delgado Granados no surgieron de la nada. Desde agosto de 2024, se han registrado al menos 37 sismos en un radio de 20 kilómetros alrededor de la cima del volcán, según reportes compartidos. Uno de los eventos más destacados ocurrió el 2 de agosto de 2024, cuando un temblor de magnitud 3.5 sacudió la zona, siendo el de mayor relevancia en los últimos meses. Aunque estos movimientos no son inusuales en una región volcánica, su frecuencia y la combinación con otros factores han llevado a los científicos a mantener una vigilancia más estrecha.
En imágenes recientes del Pico de Orizaba, publicadas por diferentes de Veracruz, se ha observado que el basamento rocoso del volcán es cada vez más visible, una señal de que el glaciar Jamapa, que históricamente ha cubierto parte de la montaña, está en franco retroceso. Esta reducción no sólo preocupa por la pérdida de un ecosistema único, sino porque podría estar vinculada a un aumento en la temperatura interna del volcán, un indicio clásico de actividad volcánica incipiente.
Reacciones en medios y redes sociales
La noticia no tardó en propagarse más allá de los círculos académicos. En redes sociales, particularmente en X, las publicaciones sobre el “despertar” del Pico de Orizaba han generado un debate mixto entre asombro, temor y escepticismo. El 4 de abril, SkyAlert México (@SkyAlertMx) tuiteó: “¿Está despertando el #Citlaltépetl? Así lo señaló el Dr. Hugo Delgado Granados… De acuerdo al investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, ‘hay…’”, acompañado de una imagen del volcán. Este mensaje, que alcanzó miles de interacciones, refleja el interés público en el tema.
Otros medios, publicaron titulares alarmistas el 2 de abril: “¡ALERTA! El volcán MÁS ALTO DE MÉXICO, ‘El Pico de Orizaba’, podría DESPERTAR Esto sabemos”. Por su parte, otros más adoptaron un tono más mesurado, destacando que “científicos mantienen vigilancia” ante los indicios de actividad. En tanto, Veras News planteó el 5 de abril una pregunta que resuena en muchos: “¿Peligro de erupción? El Pico de Orizaba podría quedar sin sus glaciares tras alerta de hacer erupción”.
En blogs y portales como ADN40 y Milenio, se han explorado las posibles consecuencias de una erupción. Según un estudio de la Universidad de Veracruz, una erupción podría afectar un radio de hasta 30 kilómetros desde el cráter, poniendo en riesgo ciudades como Orizaba, en Veracruz, y varias comunidades en Puebla, como Tlachichuca y Chalchicomula de Sesma. Sin embargo, los expertos aclaran que, hasta el momento, no hay evidencia suficiente para predecir una erupción inminente.
La conexión con el cambio climático
Más allá de la actividad volcánica, el análisis de Delgado Granados y otros expertos de la UNAM, como Francisco Estrada Porrúa, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático, pone el foco en un problema mayor: el calentamiento global. Estrada destacó en la mesa de trabajo que México se ha calentado a una tasa de 3.2 grados por siglo, superior al promedio global de 2 grados, lo que agrava la desaparición de los glaciares. “En los próximos años estaremos por arriba del límite de temperatura que los científicos alertaron que no se podía rebasar”, advirtió.
En el caso del Pico de Orizaba, el glaciar Jamapa, que alguna vez abarcó 9.5 kilómetros cuadrados, se ha reducido a apenas tres. Este fenómeno no es exclusivo del Citlaltépetl: los glaciares del Popocatépetl ya se declararon extintos en el año 2000, y los del Iztaccíhuatl “se niegan a morir”, protegidos por estructuras volcánicas, pero también están al borde de la desaparición. La combinación de un posible despertar volcánico y el cambio climático podría sellar el destino de estos ecosistemas en un plazo de cinco años, según las proyecciones de la UNAM.
¿Qué significa esto para las comunidades cercanas?
El Pico de Orizaba no sólo es un símbolo natural, sino una fuente vital de agua para las regiones aledañas. La desaparición de su glaciar afectaría el aporte de agua de fusión al sistema hidrológico regional, impactando el clima local, la agricultura y la disponibilidad de agua para consumo humano. Delgado Granados enfatizó la necesidad de “planear medidas de adaptabilidad a las nuevas condiciones”, un llamado que resuena entre autoridades y habitantes de Veracruz y Puebla.
En caso de una erupción, las consecuencias serían más inmediatas y devastadoras. Históricamente, el volcán ha emitido cenizas y lava, como ocurrió entre 1533 y 1539, y en 1545 y 1566. Un evento similar hoy podría generar flujos piroclásticos, caída de ceniza y lahares (deslizamientos de lodo volcánico), afectando a decenas de miles de personas en un radio de 30 kilómetros.
La postura oficial y el monitoreo
Hasta el momento, ni el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) ni las autoridades estatales de Veracruz y Puebla han emitido una alerta oficial sobre una erupción inminente. Sin embargo, la Red de Monitoreo Geofísico y Ambiental del Pico de Orizaba, establecida por la UNAM desde 2016, continúa recabando datos sísmicos y ambientales para evaluar la situación. Los científicos subrayan que, aunque hay indicios de actividad, no se ha establecido una probabilidad concreta de erupción.
Entre la ciencia y la incertidumbre
El Pico de Orizaba, con su majestuosa presencia y su historia volcánica, sigue siendo un recordatorio de la fuerza de la naturaleza y los desafíos que enfrenta en la era del cambio climático. Las palabras de Hugo Delgado Granados han encendido las alarmas, pero también han abierto un espacio para la reflexión sobre cómo México debe prepararse para un futuro sin glaciares y, potencialmente, con volcanes más activos. Por ahora, el Citlaltépetl permanece bajo la atenta mirada de los científicos, mientras las comunidades a sus pies aguardan respuestas entre la fascinación y la incertidumbre.
Mientras el volcán “parece estar en franco despertar”, como advirtió el experto de la UNAM, la pregunta persiste: ¿estamos ante el preludio de una erupción o simplemente frente a un capítulo más en la larga historia de este gigante dormido? Sólo el tiempo, y el rigor de la ciencia, lo dirán.