En el lapso de una semana, los casos de tos ferina pasaron de 288 a 340 confirmados en 25 entidades, de acuerdo con el reporte publicado en el Boletín Epidemiológico del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE).
Esto representa un aumento de más del mil 359 por ciento en comparación con los casos reportados en los dos primeros meses de 2024, cuando se registraron 25 personas confirmadas. Actualmente, hay 340 casos.
Ante este panorama, Martha Avilés Robles, infectóloga pediatra del Hospital Infantil de México 'Federico Gómez', aseguró que una sola persona puede representar un foco de contagio.
"Una persona infectada puede contagiar de 12 a 15 personas; es altamente preocupante, como lo es el sarampión", explicó Avilés Robles.
Por el momento, las autoridades confirmaron dos decesos de menores: uno en Nuevo León y otro en Puebla.
Distribución de casos por entidad
De los casos confirmados, Ciudad de México tiene 46; Nuevo León, 41; Aguascalientes, 32; Jalisco, 26; Chihuahua, 24; Estado de México, 23; Michoacán, 15; Oaxaca, 14; Coahuila, 14; Veracruz, 13; Hidalgo, 12; Guanajuato, 11; Querétaro, 8; Campeche, 9; Zacatecas, 7; Chiapas, 7; Durango, 6; San Luis Potosí, 6; Baja California, 5; Morelos, 5; Sonora, 4; Tamaulipas, 3; Puebla, 3; Yucatán, 3; Guerrero, 2.
Llama la atención que la letalidad en Ciudad de México y Campeche es del 38.46 y 33.33 por ciento, respectivamente.
En Chihuahua, Oaxaca y Nuevo León, las tasas son del 14.29, 10 y 8.33 por ciento.
Incremento de casos y riesgos
En cuanto al síndrome de Coqueluchoide, que en un 98 por ciento corresponde a tos ferina, pero cuyos casos no fueron confirmados mediante estudio clínico de laboratorio, Avilés Robles señaló que en 2024 se registraron 302 casos, mientras que en las primeras semanas de 2025 la cifra ascendió a mil 297.
Si bien el sector salud sólo aplica la vacuna a menores y embarazadas, la inmunidad adquirida en la infancia dura un máximo de 10 a 12 años.
Es decir, un niño vacunado a los cuatro años solo estará protegido hasta los 14, por lo que puede volver a infectarse. No obstante, en estos casos, las complicaciones suelen ser menos severas, detalló Avilés Robles.
Este sector de la población, al perder inmunidad, puede contagiar a personas no vacunadas o a bebés, quienes inicialmente presentan síntomas comunes como catarro.
Sin embargo, entre dos y ocho semanas después pueden desarrollar tos intensa, vómito, dificultad para respirar y labios morados.
Algunos menores, agregó la especialista, desarrollan neumonía y requieren intubación. Otros presentan apneas, es decir, pausas en la respiración de más de 10 segundos, lo que disminuye la oxigenación y altera el ritmo cardiaco.
También pueden sufrir crisis convulsivas y secuelas pulmonares. La mortalidad se concentra, principalmente, en menores de dos meses.
Propagación y factores
El informe epidemiológico evidencia la rápida propagación de la infección respiratoria, altamente contagiosa, causada por la bacteria Bordetella pertussis.
En 2023 y 2024, los reportes cerraron con 188 y 463 infectados, respectivamente.
Se trata, explicó la especialista, de un brote originado por la falta de información sobre la importancia de completar el esquema de vacunación.
“Nada que ver con un movimiento antivacunas. En México, menos del 1 por ciento de la población se rige bajo esos criterios. El problema es hacer llegar la información a los padres y tutores, porque vacunas hay; se calcula que al menos 7 millones están disponibles”.
La transmisión ocurre mediante contacto directo con gotitas expulsadas por personas infectadas al toser o estornudar.
El periodo de incubación es de siete a 10 días, y las manifestaciones clínicas pueden extenderse hasta seis u ocho semanas.
Síntomas y diagnóstico
Los principales síntomas de alarma incluyen pausas en la respiración (apnea) en bebés, tos severa después de 1 o 2 semanas, fiebre y dificultad para respirar tras los ataques de tos, los cuales suelen acompañarse de un sonido silbante característico.
Estos episodios ocurren con mayor frecuencia durante la noche, dificultan actividades como comer o beber y pueden prolongarse hasta por 10 semanas.
La enfermedad se divide en tres fases:
-Fase catarral (1 a 2 semanas): inicio insidioso con estornudos, lagrimeo y congestión nasal.
-Fase paroxística (4 a 6 semanas): accesos de tos violenta, predominio nocturno y episodios de cianosis.
-Fase de convalecencia (semanas o meses): tos que disminuye gradualmente.
El diagnóstico se basa en la evaluación clínica y se confirma mediante la toma de exudado nasofaríngeo para cultivo y prueba PCR.