Tenango del Valle, Edomex. La tragedia sacudió a la comunidad de Tenango del Valle cuando la inocencia de un niño de 9 años fue brutalmente arrebatada en un acto de crueldad inconcebible. Toñito, como era conocido entre sus vecinos, desapareció la noche del miércoles 20 de marzo tras salir de su casa con la ilusión de jugar un rato en su lugar favorito: un local de maquinitas cercano. Lo que nunca imaginó su familia es que ese sería el último trayecto del pequeño.

Con el uniforme azul y blanco de la escuela primaria "Niños Héroes de Chapultepec", el niño corrió emocionado hacia el establecimiento, sin saber que ahí lo esperaba su verdugo. Pasaron las horas y la angustia se apoderó de su familia cuando no regresó a casa. A las 22:30 horas, el repique de campanas alertó a la comunidad: Toñito estaba desaparecido. De inmediato, vecinos y familiares iniciaron una búsqueda desesperada, cerrando la carretera federal Tenancingo-Toluca para presionar a las autoridades.

Fueron días de incertidumbre, de gritos, de lágrimas y de súplicas. Casi 4 mil personas recorrieron calles, terrenos y casas en un esfuerzo incansable por encontrar al menor. Policías, binomios caninos y brigadas de vecinos se sumaron a la búsqueda, mientras la esperanza se mezclaba con el temor de un desenlace fatal. Entre la multitud se encontró a Mario Andrés "N", de 30 años, el dueño del local de maquinitas. De rostro serio, cabello despeinado y vistiendo una playera verde, el hombre observaba impasible el operativo, ocultando un oscuro secreto: él había sido el responsable de la desaparición de Toñito.

Tras días de investigación y luego de caer en contradicciones, la verdad salió a la luz. Las autoridades descubrieron el cuerpo del niño dentro de un tinaco en la casa del sospechoso, ubicado a tan solo dos viviendas de la casa de la víctima. La escena era desgarradora. El mismo lugar donde Toñito había sonreído y disfrutado de sus videojuegos, se convirtió en su tumba.

La comunidad, entre el coraje y la impotencia, exige justicia. Mario Andrés "N" fue detenido inicialmente por portación de arma prohibida, pero el domingo 23 de marzo fue ejecutado en su contra una orden de aprehensión por el homicidio del menor. Actualmente, se encuentra recluido en el Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Tenango del Valle, donde enfrentará la justicia por este atroz crimen.

El caso de Toñito no solo deja un vacío irreparable en su familia, sino que también enciende las alarmas sobre la seguridad de la infancia en el Estado de México. Su comunidad llora su pérdida, pero también alza la voz para que su historia no se repita jamás.

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