El pasado viernes se jugó en la cancha del Mazatlán, el partido entre los locales y el Guadalajara.

Lo primero que resultó francamente sorprendente, fue la paupérrima asistencia al graderío del estadio “El Encanto” de la llamada Perla del Pacífico.

Chivas era imán de taquilla y garantía de llenazos en cualquier estadio que visitara. ¡Como estará el infierno, que hasta los diablos se salen!, solía decir Don Antonio, mi abuelo.

Otra sorpresa fue el errático trabajo de uno de los mejores silbantes con que cuenta nuestro balompié.

El hombre simplemente, no salió en su noche.

Dejó de marcar un claro penal al minuto 5 en favor del cuadro anfitrión; amonestó al brasileño Samir Caetano cuando malogró una oportunidad manifiesta de gol, pese que la revisó en el VAR; expulsó de forma rigorista al tapatío Luís Gabriel Rey en una barrida de rutina; quiso obligar al “Piojo” Alvarado y a Alan Pulido, quienes salían de cambio a abandonar el terreno por la parte más cercana y lo ignoraron, haciendo lo que en gana les vino, lo que les acarreó una tarjeta amarilla; tuvo que ser llamado a la pantalla para sancionar el penal que a la postre significó el empate, en fin, una labor para el análisis a fondo por parte de sus instructores.

Continuando con el festival, el portero del Chiverío se comportó como un patán de baja estofa. No digo como llanero, por respeto a los futbolistas amateur de la República Mexicana y sus alrededores.

Resulta que, cuando se va a revisar la posibilidad del penal, por lo demás clarísimo, protesta y se hace amonestar. Ante la inminencia de la marcación, ¿por qué no?, se pone a rayar con los tachones el punto penal.

Esto es detectado por el asistente Leonardo Castillo quien, de forma inmediata avisa al silbante y Raúl “Tala” Rangel, se fue a las regaderas para dejar a su equipo con nueve elementos.

Para acabarla de amolar, ya no contaban con cambios, por lo que Erick “Guti” Gutiérrez se tuvo que poner el suéter y colocar bajo los postes.

Luís Amarilla anotó el penal y apareció en el pizarrón electrónico lo que parecía una sentencia de muerte para el cuadro rojiblanco: diez minutos de compensación.

¿Podrá usted creer que en todo este tiempo y con la superioridad numérica, el cuadro cañonero no realizó un solo disparo a puerta?

Además, en ningún momento se vio a un integrante del cuerpo técnico o al avezado estratega Víctor Manuel Vucetich, pegar un grito desde el banco para que pusieran a prueba al improvisado guardameta.

Total, que se terminó la partida con un empate que de poco sirve a ambas escuadras, ya que se quedaron anclados en diecisiete puntos y por el momento, fuera de la postemporada.

Chivas cierra con Puebla y Atlas, mientras Mazatlán hará lo propio con Xolos y América, en un agónico esfuerzo por colarse, aunque sea de panzazo, al Play In.

Por lo pronto, lo sucedido en la cancha de “El Encanto” el pasado viernes, simplemente resultó…de no creerse.

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