La única mansión de la época de oro de Cuernavaca, cuando los carros negros desfilaban hasta el club de golf, cuando los poderosos disfrutaban de nuestro maravilloso clima, se construyeron casas enormes con una arquitectura muy característica de la época, y el desorden en que ha crecido la ciudad sin verdaderos planos reguladores ya tiraron lo que podría ser una casa histórica para poner en su lugar una tienda de autoservicio.

Así han acabado con las bellezas de esta ciudad sin el mínimo recato, y con la complacencia casi siempre económica de las autoridades.

En este momento, vestida de morado, con los pocos vetustos árboles que le quedan (ya que han secado algunos de los más grandes a propósito, sin que las autoridades se den por enteradas a pesar de estar frente a la sede del ayuntamiento), la llamada Casa de la Chica, la única que queda y que fue declarada monumento colonial por un Presidente de la República, se va secando poco a poco y desapareciendo para, como siempre, acabar con lo bello e histórico de nuestra ciudad.

Ha sido a través de cochupos legales y hasta políticos como se han puesto en riesgo las grandes maravillas ecológicas que caracterizan a Cuernavaca, debido a los graves daños causados desde hace décadas al ecosistema, por el abandono y venta indiscriminada de predios, fincas y mansiones que desde los años 20´s fueron adquiridos y construidos por personalidades de la realeza, de la política, de la cultura y del espectáculo, de origen nacional e internacional, que decidieron llegar a vivir en este paradisíaco lugar.

Un ejemplo claro del abuso de poder, tráfico de influencias y monopolio es La Casa de la Chica, ubicada en la Avenida Morelos esquina con las calles Motolinía y Nezahualcóyotl, un ícono arquitectónico de Cuernavaca que, lamentablemente, enfrenta una amenaza constante. Esta hermosa mansión, construida por el arquitecto Federico de la Chica, cuenta con una impresionante barda almenada, una fastuosa mansión central, bellas instalaciones y enormes laureles de la India, y lamentablemente hoy se encuentra abandonada, semidestruida y deteriorada.

La casa fue preservada por don Federico durante su vida, pero a principios de este siglo fue vendida y ha sido objeto de intentos de destrucción. Los nuevos propietarios han derrumbado los árboles del jardín, sin la verificación y sin la autorización de instituciones encargadas de la preservación del medio ambiente.

Es importante destacar que la Casa de la Chica se encuentra dentro del polígono del centro histórico de Cuernavaca, por lo que debería ser respetada y conservada. Es más, me atrevería a exigir que el Ayuntamiento de la capital morelense debe adquirirla para hacerla patrimonio histórico y rescatar el contexto de la maravillosa construcción y de su área arbolada, la que hoy está siendo devastada sistemáticamente por los nuevos propietarios. Salvar su área arbolada puede representar un pequeño “pulmón” en pleno centro.

La comunidad ha pedido que se busque la forma de expropiarla para convertirla en un centro cultural y parque público, pero hasta ahora no se han tomado medidas concretas para proteger este patrimonio arquitectónico.

El ecocidio en proceso, que se lleva a cabo en este lugar, debe ser detenido por autoridades municipales, estatales y federales, encargadas de vigilar el daño al medio ambiente; los grupos ecologistas nacionales e internacionales tienen que poner los ojos en la devastación que tiene la Casa de la Chica, ya que se están derrumbando árboles para construir un enorme estacionamiento por parte de la iniciativa privada y la industria del transporte.

Desde este espacio hacemos un llamado a las autoridades, para que rescaten este inmueble que se encuentra en riesgo de desaparecer, a pensar de la hermosa construcción californiana que ejecutó el arquitecto Federico de la Chica, quien además realizó otras gigantescas mansiones en pleno centro de Cuernavaca, como fue la casa del ex presidente Plutarco Elías Calles, el inmueble que fue destruido para hoy albergar un supermercado, así como el tradicional Hotel Papagayo, donde hoy se encuentran las oficinas del Ayuntamiento.

La mansión denominada La Casa de la Chica fue producto de malévolos intereses de personajes dedicados a delitos de cuello blanco, que le apuestan a todo para apropiarse de cada rincón de Cuernavaca. Hoy es propiedad de una empresa del autotransporte de pasajeros y mensajería, que representa un grave problema de vialidad y contaminación en el centro de la capital. Hay que recordar que en las calles del primer cuadro, donde se encuentra su terminal y base de operaciones, se concentran los más graves índices de contaminación, según lo establece el Índice Metropolitano de Calidad del Aire (IMECA), representando un grave problema para la salud de la población.

Esto nos lleva al enorme problema y crisis de operación del transporte foráneo, urbano y suburbano, ya que las principales terminales de autobuses en Cuernavaca se encuentran concentradas en perímetros de hasta un kilómetro de distancia una con otra, lo que provoca que sus unidades circulen por las estrechas calles de la ciudad, causando caos, accidentes viales, contaminación y demás fenómenos que en nada cumplen para dar un servicio de calidad.

Las empresas del transporte foráneo y las autoridades gubernamentales, debido a sus intereses económicos, no logran ponerse de acuerdo para la construcción de una o dos terminales de autobuses que permitan brindar un servicio ágil y seguro a los miles de usuarios que viajan tanto al interior como a otros estados del país.

La mayor parte de ciudades en México y el mundo cuentan con modernas terminales de autobuses, ubicadas en puntos estratégicos, donde se concentran todos los destinos de las diferentes empresas, lo que permite que sus usuarios tengan accesos a distintas tarifas y niveles de servicio en un mismo lugar. En esos lugares hay restaurantes, centros de reunión, bases de taxis, etcétera, lo que hace que los viajeros estén cómodos y seguros.

Pero en Morelos pueden más los intereses particulares, y gobiernos vienen y gobiernos van pero todos, como para sus campañas recibieron dinero, protegen a esas instituciones que tienen años explotando a la ciudad y que nos les interesa más que hacerse más ricos, sin importar la salud de todos y cada uno de los cuernavacenses. A ver si es cierto que existe un cambio, porque si hacen como todos los que han pasado y no han hecho nada, veremos que la corrupción que tanto ha crecido sigue sin tregua. ¿No cree usted?

Las opiniones vertidas en este espacio son exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, la política editorial de Grupo Diario de Morelos.

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