Estrenada en 1997 como el sencillo principal del álbum Urban Hymns, “Bitter Sweet Symphony” de The Verve se convirtió en un himno de los años 90 gracias a su espectacular e icónica melodía, una letra reflexiva, junto con una orquesta que encaja a la perfección. Pero este legado no solo está marcado por el éxito, sino por una de las disputas legales más famosas en la historia de la música.
¿De qué habla la canción?
La letra de Bitter Sweet Symphony es una canción que nos invita a reflexionar sobre la vida moderna y el sentido de alienación en la sociedad en la cual muchas personas viven. Richard Ashcroft, vocalista y compositor de The Verve, describe la existencia como una “sinfonía agridulce”, en la cual estamos atrapados en un bucle, con muy pocas oportunidades de escapar de las expectativas sociales y económicas. La frase “You’re a slave to money, then you die” (“Eres un esclavo del dinero y luego mueres”) guarda un gran significado actualmente en esta vida de resignación y lucha interna en la que muchas veces parecemos perder. Pese al tono melancólico de la canción, esta parece darnos un sentido de esperanza, sugiriendo que al final todo saldrá bien.
La polémica legal detrás del tema
El éxito de la canción trajo consigo un problema legal con The Rolling Stones. La icónica introducción de la canción proviene de una grabación orquestal de The Last Time, una canción de los Stones de 1965, realizada por The Andrew Oldham Orchestra. Aunque la banda consiguió los permisos para usar el sample, la disquera ABKCO Records, propiedad de Allen Klein, demandó a la banda alegando que se había utilizado más de lo acordado. Como resultado, la banda perdió los derechos de autor de la canción, y Mick Jagger y Keith Richards fueron acreditados como compositores, recibiendo todas las regalías.
En 2019, después de más de 20 años de disputas, Jagger y Richards cedieron sus derechos sobre la canción y devolvieron las regalías a Richard Ashcroft, quien finalmente fue reconocido como el único compositor.
Pese a los problemas legales y el paso de los años, Bitter Sweet Symphony sigue siendo un reflejo de la dualidad de la vida: agridulce, intensa y efímera.