Ciudad de México.– Las várices no solo son un problema estético: se trata de una afección crónica que afecta a millones de personas en México, especialmente mujeres, y que puede provocar dolor, hinchazón, sensación de pesadez en las piernas e incluso complicaciones más graves si no se atiende a tiempo.
Según la Secretaría de Salud, una de las principales causas de esta condición es el mal funcionamiento de las válvulas dentro de las venas, lo que provoca que la sangre no fluya adecuadamente y se acumule, generando inflamación. A esto se suma el sedentarismo, la obesidad y pasar largos periodos de pie o sentado, lo cual agrava la situación.
Pero en medio de tratamientos costosos y procedimientos médicos poco accesibles para todos, una planta tradicional mexicana está ganando terreno como aliada natural contra las várices: se trata del cuachalalate.
El cuachalalate: remedio ancestral que sigue vigente
Conocido científicamente como Amphipterygium adstringens, el cuachalalate es un árbol originario del sur de México que desde hace siglos es utilizado por la medicina tradicional para tratar una extensa variedad de padecimientos. Su corteza es la parte más usada y valorada por sus propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes, antioxidantes y circulatorias.
De acuerdo con la plataforma Herbal Safety, de la Universidad de El Paso, Texas, la infusión de su corteza ayuda a mejorar la circulación sanguínea, por lo que puede prevenir la aparición de nuevas várices y aliviar molestias asociadas a las ya existentes.
¿Cómo se utiliza para tratar las várices?
El procedimiento es sencillo: se hierve la corteza del cuachalalate en agua y se bebe como infusión, ya sea caliente o fría. Este té puede consumirse regularmente, siempre y cuando no se combine con otros tratamientos sin supervisión médica.
Además, en algunas regiones del país también se emplea la corteza de forma tópica, colocándola directamente en la zona afectada para desinflamar y activar la circulación local.
Un arsenal natural de usos medicinales
Pero las bondades del cuachalalate no terminan ahí. También se utiliza para:
- Tratar úlceras gástricas y bucales
- Aliviar dolor de muelas y encías sangrantes
- Mejorar problemas de riñón, hígado, vesícula y piel
- Combatir diabetes, fiebre tifoidea, infecciones e incluso algunos tipos de cáncer gástrico
- Sanar heridas, gracias a su uso como té o ungüento
Incluso su goma o resina blanca se aplica sobre la piel para combatir granos, abscesos y rozaduras, y su uso se ha extendido a tratamientos de alopecia y picaduras de insectos.
Consulta primero a un especialista
Aunque el cuachalalate es un tesoro de la herbolaria mexicana, especialistas recomiendan consultar a un médico o fitoterapeuta antes de iniciar cualquier tratamiento, especialmente en personas con padecimientos crónicos o que ya toman medicamentos.
El auge de la medicina tradicional no está reñido con la ciencia, y cada vez más estudios respaldan el uso de plantas como el cuachalalate como alternativas o complementos naturales para mejorar la calidad de vida.
Morelos, Puebla, Guerrero y Oaxaca son algunos de los estados donde esta planta forma parte esencial de la cultura curativa. Hoy, su uso se expande por todo México, revalorizando el conocimiento ancestral que por generaciones ha cuidado la salud de miles de familias.