Corría el año de 1970, cuando la familia Quintana Hernández, compuesta por don Juan Quintana Martínez, su esposa Leobarda Hernández Villalobos y su hijo Jaime de 13 años, llegaron a su nueva casa en la colonia Adolfo López Mateos, delegación Lázaro Cárdenas.
‘BALNEARIO’ PUENTE DE POLLO
Su nuevo hogar, en los límites de Cuernavaca y Temixco, era de ensueño, cerca del puente hoy conocido como Del Pollo, a unos metros del Río Apatlaco.
El lugar estaba rodeado por una frondosa huerta, hoy convertida en gasolinera, y desde aquel tiempo también está en el lugar un enorme árbol en pie llamado “La Parota”, de ahí el nombre con que también se le conoce a la zona.
En los años setentas, evoca, Jaime Quintana Villalobos, quien hoy tiene 63 años de edad: “Cuando llegué a vivir a esta zona de La Parota, tenía yo 13 años y recuerdo que el Río Apatlaco era un remanso de agua limpia y cristalina.
“Había pequeños peces de lindos colores dentro de sus aguas, de temperatura fresca, y la rivera era frondosa, con grandes pinos y encinos que se alimentan con sus largas raíces del agua del río.
“En algunos lugares había zonas arenosas que eran como pequeñas playitas y era una zona de ensueño e iba yo a nadar y a pasar momentos muy hermosos con mis padres; por lo general iba dos días a la semana a nadar y bañar en Río Apatlaco.”
“Fui creciendo y en muchas otras ocasiones me acompañaban algunos amigos y amigas de la colonia e íbamos a un lugar que le decíamos La Playita, siempre nos bajábamos al fondo del río, agarrándonos de las mismas raíces de los árboles y llevábamos casi siempre comida y unas frías cervezas.
“También en ocasiones veíamos cómo la gente bajaba a lavar su ropa; lo último que recuerdo es que también cuando sufríamos de escasez de agua, acarreábamos en botes agua del río, para el uso doméstico.
“Hoy a esa misma agua del Río Apatlaco se le vierten aguas residuales tratadas, de una planta tratadora que está unos metros arriba en el cauce del río y, pues, ahora se mezcla y está muy contaminada.”
Jaime, quien está casado con la señora Benita Bahena y son padres de Jaime Alfredo e Ismael Quintana Bahena, comenta por último: “También recuerdo que la carretera federal México-Acapulco era tan solo de dos carriles, uno de subida y otro de bajada, y pues con el tiempo se amplió a cuatro carriles, hoy es la carretera federal de Cuernavaca que lleva a Temixco.
“Esta carretera era muy peligrosa y había un puente, al cual se le llamaba el Puente de la Muerte, pues había muchos accidentes; hoy la SCT lo denominó el Puente del Pollo, pero era justamente abajo donde pasa el Río Apatlaco, donde viví los momentos más felices de mi vida
Recuerdos.
Don Juan Quintana Martínez, vecino de Temixco, recuerda que en la zona había una gran huerta y enormes árboles.
En casa.
La familia Quintana Hernández.
Por: Luis Flores / luis.flores@diariodemorelos.com