En el violento panorama del narcotráfico en Sinaloa, los símbolos son tan poderosos como las armas. Dos íconos, aparentemente inocuos, han emergido como representativos de las facciones que pelean por el control del territorio: los sombreros rancheros y las pizzas. Lo que en la vida cotidiana no tendría mayor significado, en la guerra del narcotráfico se ha convertido en una herramienta de intimidación y propaganda violenta.
Por un lado, el sombrero ranchero, ligado al grupo de Ismael "El Mayo" Zambada, evoca la tradición y la vieja escuela del narcotráfico. Este símbolo, que representa a los hombres con profundas raíces rurales, ha sido visto en los cuerpos de víctimas recientes, hallados en carreteras con el sombrero como una firma tétrica, atribuida a sus rivales.
En contraste, los hijos de Joaquín "El Chapo" Guzmán, conocidos como "La Chapiza", han adoptado un símbolo moderno y aparentemente inocente: la pizza. Este ícono, derivado del nombre de su organización, ha sido usado en mercancías y se ha vuelto parte de la subcultura del narcotráfico. Sin embargo, el símbolo ha tomado un giro macabro: en un caso perturbador, una cabeza humana fue encontrada dentro de una caja de pizza, en lo que fue interpretado como una amenaza explícita del grupo.
El periodista de investigación Jesús Bustamante, presidente de la Asociación de Periodistas 7 de Junio, explicó la importancia de estos símbolos en el contexto del conflicto:
"Todos estos símbolos son importantes porque le están diciendo a los grupos contrarios, pero también a la sociedad quién es el responsable de lo que está ocurriendo. Al encontrar sombreros o cajas de pizza sobre los cuerpos en los sitios donde se han registrado ataques, es evidente que la guerra es entre los hijos de El Chapo e Ismael El Mayo Zambada."
La guerra entre las facciones de "El Mayo" Zambada y los hijos de "El Chapo" ha tomado fuerza desde el 9 de septiembre, desatando una ola de violencia que transforma lo que alguna vez fue una alianza en un conflicto brutal. Este enfrentamiento no solo se libra con armas, sino también con mensajes simbólicos cuidadosamente elaborados que buscan marcar territorio y sembrar el miedo entre las comunidades.
La relación entre ambos grupos, que alguna vez trabajaron juntos bajo un mismo propósito, ha degenerado en una guerra abierta por el control del territorio. Bustamante destacó cómo esta nueva etapa de violencia sigue el patrón de enfrentamientos anteriores, donde los símbolos juegan un papel clave en marcar a las víctimas y enviar un mensaje de poder.
"Ya lo vimos en otras etapas de violencia, como la guerra contra los Beltrán Leyva o los Dámaso, donde los grupos dejaban distintivos como sombreros para marcar a sus víctimas", añadió el periodista.
La violencia actual no solo busca ganar control territorial, sino también vengar lo que algunos seguidores de "El Mayo" perciben como traición tras su captura. Los hijos de "El Chapo", conocidos por su brutalidad, ya han librado batallas territoriales contra otras facciones, como los Dámaso, y ahora lo hacen contra las células de "El Mayo" en Tepuche, un poblado de gran valor estratégico.
Mientras tanto, estos símbolos no solo envían mensajes de guerra, sino que también se han convertido en parte de la moda y cultura del narcotráfico. Los sombreros rancheros y las pizzas destacan en corridos y canciones, y son usados por jóvenes de apenas 16 años que empuñan armas y portan estos distintivos con orgullo.
La guerra en Sinaloa marca una nueva etapa en la historia del narcotráfico en México, donde los símbolos son tan letales como las balas.