El profesor Agustín Güemes Celis nos decía a sus alumnos de primaria, que la calle “de” Guerrero en Cuernavaca se empezó a llamar así por los comerciantes informales del vecino Estado que venían al tianguis los dos días de plaza, costumbre desde la época prehispánica, tianguis y plaza que en 1892 fue convertido en el Mercado Colón -hoy Plaza de Armas. Traían productos lácteos, semillas, frutas silvestres, aves y animales de corral vivos, y también de caza; en temporada cecina de venado, cabritos, y en fin de año lechones, que iban a “preparar” -sacrificara las casas, listos para cocinar, venían principalmente de Buena Vista de Cuéllar e Iguala y pueblos serranos.

Cuando cierran el Mercado Colón para construir el Jardín Morelos -después “De los Héroes”, y finalmente Plaza de Armas- esos comerciantes informales toman la calle de Guerrero, de ahí su nombre, aunque con el tiempo se hizo oficial por el héroe de la Independencia. Cuando los quitaron de esa calle, empezaron a vender sus productos de casa en casa.

Frente al antiguo Mercado del Reloj inaugurado en 1910, en la esquina sur poniente de calle Degollado, estaba “La Vencedora”, era la tienda de abarrotes y ultramarinos, cantina, almacén y de todo, de Don Manuel Abe y su esposa Doña María Domínguez, quienes vivan en la parte alta de esa su tienda, como era costumbre de los comerciantes de esa época. Tiempo después, cuando Don Manuel compró la Hacienda de Actopan, vendió la tienda y le cambiaron de nombre a “Casa Alonso” de abarrotes al menudeo y mayoreo, donde al frente, en esos escalones, se ponían los mecapaleros y cargadores del mercado ofreciendo sus servicios. Enfrente y al costado, esquina con Degollado está la Iglesia Anglicana donde antes había estado la casa de la revolucionaria Dina Querido, quien, en un hecho histórico escondió ahí por tres meses a Francisco J. Santa María salvándole de la famosa “Matanza de Huitzilac” cuando detuvieron y asesinaron al General Francisco Serrano candidato a la presidencia opositor de Álvaro Obregón, Santa María, llegó a ser senador y gobernador de Tabasco.

Ahí estaban, la tlapalería de mi pariente Don Silvino Aranda; la tienda de sombreros y guayaberas del Sr. Mitre; Pony´s de ropa de marca de los Orraca, la de hecha a mano en el taller de los Sernas; el Restaurante “Royalty, la peluquería “La Parisina”, la oficina de correos; la Casa Taxco de ropa típica del recién desaparecido Rafael Ben-Habib en el acceso de “Pasaje Caballero, que había sido casa de esa familia y también hospital y es la construcción más antigua de calle Guerrero.

En los años sesenta conocí una antigua casa del siglo XVIII cuando ya estaba cubierta de espejos a manera de azulejos en todas sus paredes, techos, incluso en las bardas de la huerta trasera, estaba en el número 3 del lado oriente, ya no vivían ahí sus dueños -cuya tumba en el panteón de “La Leona” también está tapizada de espejos- era ya una tienda de ropa típica y artesanías, conocida como “La Casa de los Espejos”, su entrada era por dos angostas puertas típica de una casa de ese siglo –donde ahora está la zapatería “3 Hermanos- lo mismo vendían sandalias, que judas de cartonería. Al lado derecho, estaba “Martha Bazar” otra tienda de ropa típica y artesanías de la señora Martha León, ambos inmuebles eran propiedad de la señora Frausto.

Le seguían la “Papelería del Sur” de don Manuel –MSánchez, el Hotel España Colón de una familia Suárez; la guaracharía “Casa Beltrán”-que finalmente se cambió a la esquina con Arteaga -Tepetates- estas últimas tres donde ahora está la “Woolworth”, tienda que inauguró Barbara Hutton, entonces la mujer más rica del mundo, conocida como “la pobre niña rica” heredara de esa cadena de tiendas.

Donde ahora está la tienda de ropa García- estaba el “Hotel Central” de la familia Mentado que más bien parecía haber sido una vecindad, con una callecita interior que llevaba a los cuartos, adonde llegaban tribus gitanas para adivinar quién estaba en el futuro sobre todo de las curiosas compañeras de secundaria.

Los Tajonar tenían una pequeña tienda de cortes de telas en el mercado viejo, era de Don Eusebio y sus hijos Antonio y Salvador, cuando se enteran que van a ampliar la calle No reelección fue cuando construyeron el Pasaje Tajonar en el terreno que antes habían adquirido, inaugurado en 1948, fue el primer centro comercial de Cuernavaca, la gente que venía de la populosa colonia Carolina al centro, caminaba por Álvaro Obregón, Aragón y León, atravesaba el Pasaje, para llegar al viejo Mercado del Reloj. El pasaje era la novedad con comercios en planta baja, despachos en el primer piso, y departamentos en el segundo. Abajo pasa todavía un colonial canal de agua que venía por el acueducto desde los nacimientos de agua de Gualupita. En el acceso del pasaje por calle Guerrero estaba el famoso “Café Negrita” también tienda de finos ultramarinos españoles, con sus dos antiguos molinos y tostadores a la vista dando vueltas a los granos café que invadía con su aroma el pasaje, era de Don Ramón Cano negocio que antes estuvo en el viejo Mercado Juárez o del Reloj. Enfrente del Pasaje, los Tajonar abrieron la nueva gran tienda Telas Tajonar con su casa arriba de la misma, que se inauguró en 1960 para no pasarse a los pequeños locales del nuevo mercado “Adolfo López Mateos” inaugurado en 1964.

Carlos Lavin Figueroa. *Derechos Reservados.

¡Hasta la próxima!

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