El taco acorazado tiene su propio día de celebración: el 23 de febrero. Este platillo nació en tiempos de la Revolución y es actualmente un emblema de la gastronomía morelense.
Morelos, un estado reconocido por su rica tradición gastronómica, ha dado lugar a platillos emblemáticos que reflejan la identidad y creatividad de su gente. Entre estos, el taco acorazado destaca no solo por su origen revolucionario, sino también por convertirse, hoy en día, en un símbolo de resiliencia y sabor que ha trascendido de generación en generación. De hecho, el taco acorazado tiene su propio día de celebración: el 23 de febrero.
Este platillo nació en tiempos de la Revolución Mexicana, cuando los trabajadores del campo necesitaban un alimento práctico, económico y fácil de transportar. En respuesta a esta necesidad, los jornaleros buscaron opciones que les permitieran alimentarse de manera eficiente durante sus labores.
Fue en el municipio de Cuautla donde un ingenioso cocinero ideó la receta original: una tortilla inferior que sirve como base, encima arroz y un huevo duro, y cubierta por una tortilla superior que actúa como una “coraza” que protege el contenido del taco.
Con el paso del tiempo, el taco acorazado dejó de ser un sencillo almuerzo campestre para convertirse en un platillo icónico de la gastronomía regional de Morelos.
ARROZ: EL CORAZÓN DEL ACORAZADO
El ingrediente esencial del taco acorazado es, sin duda, el arroz, y Morelos se enorgullece de ser uno de los principales productores de este grano en México. Datos del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera señalan que en 2019, Morelos alcanzó una producción de 9.7 toneladas de arroz, concentrándose en municipios como Cuautla, Ayala, Jojutla, Mazatepec, Emiliano Zapata y Xochitepec.
La calidad del arroz morelense se debe a las condiciones únicas del clima y el suelo de la región, así como a la aplicación de prácticas artesanales tradicionales. Técnicas como la siembra directa, el trasplante, la fertilización y el deshierbe manual, entre otras, han permitido que el arroz de Morelos se distinga por su sabor y textura.
Esto contribuyó a que, en 2012, la región obtuviera la Declaratoria de Protección de Denominación de Origen. Marcas reconocidas como Buenavista, Soberano y Perseverancia de Jojutla se han convertido en sinónimo de calidad, impulsando el prestigio del arroz morelense a nivel nacional.
SÍMBOLO DE RESILIENCIA Y ORGULLO CULTURAL
El taco acorazado va más allá de ser un simple platillo; es un testimonio de la capacidad de adaptación y creatividad del pueblo mexicano. Nacido en un contexto de adversidad, este taco ha logrado transformarse en un símbolo de resistencia y orgullo cultural, reflejando la tenacidad del pueblo morelense.
En conclusión, el taco acorazado es un reflejo vivo de la historia, la cultura y la resiliencia de Morelos. Nacido en tiempos de lucha y forjado con la tradición agrícola de la región, este platillo no solo alimenta el cuerpo, sino también nutre el espíritu de un pueblo que sabe reinventarse sin perder sus raíces. Hoy en día, al degustar un taco acorazado, no solo se saborea una receta, sino también la pasión, el ingenio y la fuerza que han caracterizado a México a lo largo de su historia.
Este reportaje resalta la importancia del taco acorazado como patrimonio gastronómico y cultural, un testimonio del ingenio mexicano y del valor de la tradición en el mundo contemporáneo.
Desde Cautla
su popularidad se extendió por el estado de Morelos, llegando incluso a la ciudad de Cuernavaca, donde cada vez más establecimientos lo ofrecen. La receta original ha evolucionado, y hoy en día existen diversas variantes de este platillo. Algunas de las opciones más comunes incluyen:
Milanesa Torta de papa Chile relleno Mole
Chicharrón Bistec a la mexicana Huevo duro
Esta diversidad de rellenos permite que el taco acorazado se adapte a diferentes paladares, manteniendo siempre su esencia de fortaleza y sabor.