Roma. La Iglesia Católica se preparaba para un evento sin precedentes: la canonización del joven Carlo Acutis, conocido como el “influencer de Dios”, cuando la inesperada muerte del papa Francisco obligó al Vaticano a suspender indefinidamente la ceremonia.

Carlo Acutis, un adolescente apasionado por la tecnología, los videojuegos y el deporte, murió en 2006 a los 15 años a causa de una leucemia fulminante. Aunque nació en Londres, vivió la mayor parte de su vida en Italia, donde se destacó por su fervor religioso y su habilidad para la informática. Desde muy joven, combinó su fe con el uso de las nuevas tecnologías, desarrollando sitios web para su parroquia y creando una plataforma digital donde recopilaba milagros eucarísticos de todo el mundo.

Este singular enfoque lo llevó a ser reconocido como una figura inspiradora, especialmente entre los jóvenes católicos, al punto de ser considerado por muchos como el primer “santo millennial”. Su labor evangelizadora digital y su profunda devoción captaron la atención del papa Francisco, quien impulsó su proceso de canonización desde 2018.

La ceremonia, programada para el domingo 27 de abril, formaba parte del Jubileo de los Adolescentes en el marco del Año Santo. Sin embargo, el fallecimiento del pontífice esta semana obligó al Vaticano a reprogramar el acto, cuya nueva fecha será definida por el próximo papa. A pesar del aplazamiento, miles de fieles —incluyendo un alto número de jóvenes— ya se encontraban en Roma o en camino para participar en el evento.

Acutis es venerado por su ejemplo de vida sencilla pero comprometida. Asistía a misa diariamente desde los siete años y consideraba la eucaristía su “autopista al cielo”. Su fe no solo impactó a su familia, sino también a personas de otras religiones, como su niñera hindú, quien se convirtió al catolicismo influenciada por él.

Se le atribuyen dos milagros: la sanación de un niño brasileño con una enfermedad pancreática y la recuperación de una joven costarricense en Florencia. Su cuerpo, considerado “incorrupto”, fue trasladado a Asís, donde permanece en exhibición junto a otras reliquias.

Aunque la canonización oficial tendrá que esperar, líderes eclesiásticos como el arzobispo de Milán, Mario Delpini, han resaltado que “para muchos, Carlo ya es un santo”. Y así lo demostraron los miles de jóvenes presentes en Roma, quienes aseguran sentirse identificados con su vida y legado.

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