Dos nuevas especies de cocodrilos han sido identificadas en la costa este de México, en lo que representa un hallazgo sorprendente que podría cambiar la forma en que entendemos la biodiversidad de la región.
Investigadores han encontrado estos ejemplares únicos, uno en la isla de Cozumel y el otro en atolón de Banco Chinchorro, ambos frente a la península de Yucatán, según los investigadores; con un estudio publicado en la revista científica Molecular Phylogenetics and Evolution.
El equipo, liderado por el investigador Lars Larsson, analizó muestras genéticas de cocodrilos presentes en estas zonas y las comparó con individuos de otras partes del Caribe, Centroamérica y la costa del Pacífico mexicano. El resultado fue contundente: los cocodrilos de Cozumel y Banco Chinchorro presentan una diferenciación genética tan alta que no pueden considerarse simples variantes del cocodrilo americano (Crocodylus acutus), como se pensaba hasta ahora.
“Estos resultados fueron totalmente inesperados”, afirmó José Ávila-Cervantes, exalumno de posgrado de Larsson y autor principal del estudio. “Asumimos que Crocodylus acutus era una sola especie distribuida ampliamente desde Baja California hasta Venezuela. Nuestro estudio es el primero en explorar de forma exhaustiva la variación genómica y anatómica en estos animales”.
Aunque las nuevas especies aún no han sido descritas formalmente, el descubrimiento ya ha generado gran interés en la comunidad científica, no solo por sus implicaciones evolutivas, sino por su relevancia en términos de conservación. Ambas especies habitan en poblaciones pequeñas y aisladas, con menos de mil individuos reproductores cada una. Si bien parecen estables, su número limitado y la fragilidad de sus hábitats las colocan en una posición de alto riesgo.
“La rápida pérdida de biodiversidad solo puede frenarse si sabemos qué especies están en mayor riesgo”, concluyó Larsson. “Ahora que reconocemos a estos cocodrilos como especies distintas, es crucial proteger sus hábitats”.
Los expertos advierten que será vital limitar el desarrollo urbanístico y aplicar estrategias de conservación estrictas en Cozumel y Banco Chinchorro. De lo contrario, estas nuevas especies podrían desaparecer antes incluso de recibir un nombre oficial.