El fin de semana pasado, mi gato Makareno falleció. No era la primera vez que perdía a una mascota, pero esta vez fue distinto. Su ausencia se siente como un eco en cada rincón de la casa, y el peso emocional que llevaba sobre sus pequeños hombros fue tan grande, que su partida me rompió de formas inesperadas. Él no era “una mascota más”. Makareno era familia.
En su memoria —y por todos quienes han perdido a un compañero de vida peludo, alado o escamoso— decidí escribir esta guía. Porque hablar del duelo cuando muere un animal de compañía sigue siendo, para muchos, algo difícil. Injustamente, aún es común escuchar frases como “era solo un gato”, “adopta otro”, o “no exageres”. Pero la verdad es otra.
Como señala la especialista Beatriz Glowinski, “el duelo por un animal se asemeja al que vivimos por un ser querido, porque muchas veces ese animal es, en efecto, parte de nuestra familia. Es confidente, compañía y consuelo”. Su amor, generoso y sin condiciones, deja un vacío profundo cuando se va.
Lo que duele, aunque no se vea
En México, país donde honramos a la muerte con flores y altares, todavía cuesta hablar de ella cuando se trata de nuestros animales. Y menos aún del dolor que se queda con nosotros. El duelo por una mascota se suele minimizar, lo que lleva a muchos a callar, a sentir culpa por llorar “demasiado”, y a transitar ese proceso en silencio.
Glowinski advierte que esto puede ser perjudicial. El dolor no compartido se convierte en peso. Además, es común que el duelo venga acompañado de sentimientos de culpa: ¿lo cuidé lo suficiente?, ¿por qué no lo llevé antes al veterinario?, ¿hice bien en dormirlo?.
"En mi caso, Makareno partió solo, pero sé que el acto de dormir a una mascota, cuando ya no hay más que ofrecerle, es una forma de liberarlo del dolor."
Las etapas del duelo
Aunque cada persona vive su duelo de manera distinta, hay ciertos momentos comunes en este proceso emocional:
- Negación: No creer que se haya ido. Esperar oír sus pasos, su maullido, su respiración en la madrugada.
- Ira: Buscar culpables. Preguntarse por qué pasó. A veces, culparse a uno mismo.
- Negociación: Imaginar que todo fue un error. Soñar con encontrar una solución imposible.
- Depresión: Aceptar la pérdida y sentir el vacío que deja.
- Aceptación: Reconocer que su partida forma parte de la vida, y encontrar paz en los recuerdos.
Estas etapas no son lineales ni tienen duración fija. Puedes ir y venir entre ellas, como las olas que regresan una y otra vez a la orilla.
¿Y cómo hablar con los niños?
A veces, en un intento por protegerlos, evitamos contarles la verdad. Pero Glowinski lo deja claro: es mejor ser honestos. “Los niños entienden más de lo que imaginamos y necesitan sentir que está bien estar tristes, llorar o preguntar”. No se trata de inventar historias, sino de acompañarlos a construir su propio entendimiento sobre la muerte y el amor.
Consejos para transitar este dolor
- Habla del tema. Con amigos, familia o alguien que haya pasado por lo mismo. No reprimas lo que sientes.
- Despídete con un ritual. Escribe una carta, enciende una vela, guarda un objeto suyo. Rendirle homenaje puede ser liberador.
- No te presiones por “superarlo” pronto. Toma tu tiempo. El duelo no se mide en días.
- No adoptes de inmediato si no estás listo. Y si decides no hacerlo nunca, también está bien.
- Recuerda los buenos momentos. Habla de ellos. Ríe cuando puedas. Llora cuando lo necesites.
- Busca apoyo profesional si sientes que el dolor te impide continuar con tu vida diaria.
Para quienes tenían en su mascota a su única compañía, es especialmente importante estar cerca, escuchar y abrazar sin juicio. El amor no tiene especie, y el vacío que deja una ausencia tampoco.
Makareno ya no está físicamente, pero sigue aquí: en el calor que dejó en mi pecho, en las rutinas que nos unían, en cada rincón que habitó conmigo. Su despedida fue dura, pero también una forma más de amar: aceptar que su tiempo terminó y que fue profundamente querido.
Si estás pasando por algo similar, te abrazo. Porque sé lo que se siente. Y aunque parezca que nadie más entiende lo mucho que dolió, no estás solo.