En los primeros días de mayo ¿Sergio Estrada Cajigal cumplirá un año preso… o libre? Expresidente municipal de Cuernavaca y exgobernador de Morelos, Estrada fue detenido la noche del viernes 24 de mayo de 2024 en su domicilio de la capital morelense. A las once publicó un video en redes sociales, informando que afuera de su casa se encontraban unos policías de Cancún, para notificarle que sería detenido y trasladado al balneario del Caribe mexicano. El 27 de noviembre del 2021 Karla Alejandra Carrillo acusó a Sergio Estrada de violencia familiar. Como “prueba” presentó una entrevista periodística en la que Sergio la había denunciado por el delito de extorsión agravada. Lo que ha seguido es una cierta suerte de enredo judicial. En Quintana Roo, el delito de violencia familiar está tipificado en el artículo 176 del Código Penal, que se configura cuando se cometen actos de agresión, control o dominio sobre una persona con la que se tiene un vínculo familiar. El artículo 343 señala el tiempo en prisión, equiparado asimismo a la violencia familiar, pero sancionando con seis meses a cuatro años de prisión “al que realice cualquiera de los actos señalados en el artículo anterior en contra de la persona que esté sujeta a la custodia, guarda, protección, educación, instrucción o cuidado de dicha persona”.
Un galimatías para la generalidad de personas que somos lerdos en materia de leyes, y una pregunta sin respuesta: ¿Sergio Estrada Cajigal Ramírez se puede asumir como un preso político? A la política ha dedicado parte de su trayectoria. En junio de 2024 fue candidato a diputado federal por el primer distrito de los partidos PAN, PRI y PRD, pero una vez que perdió la candidatura y no contendió en la elección del primer distrito, tiene derecho a exigirle “a quien corresponda” una reparación por daño moral de muchos millones de pesos. Chilosá. La vida da tantas vueltas…
Polémico, controversial, Estrada suele ser mediático. Del archivo del columnista rescato este comentario fechado el 4 de abril de 2006: Emocionados al punto de las lágrimas, una reportera y una reportera festinaban la absolución el Tribunal Superior de Justicia al gobernador Sergio Estrada Cajigal. El júbilo de ambos lo habría notado hasta el radioescucha menos perceptivo. Para el par la objetividad salió sobrando. Sus razones tenían: si de lo que trataban era de hacer una defensa apasionada del que paga, hasta la pobreza del lenguaje recompensa. Ni las palabras zalameras y el tono eufórico del funcionario más convencido de la inocencia del exculpado los habrían evidenciado tan vehementes. Nada tuvo que ver el malogrado juicio político al mandatario con el proceso penal de la Procuraduría General de la República (PGR) al ex coordinador de la Policía Ministerial, José Agustín Montiel López. Pero ella y él insistían en ligarlos; tal era la “línea” que habían recibido. Él aseguró que era cuestión “de horas” para que Montiel saliera del penal de máxima seguridad La Palma. Con anterioridad, otras versiones igualmente oficiosas advirtieron un amparo como el medio inminente para que el segundo coordinador de la administración estradista recuperara la libertad. Mientras tanto sigue preso, acusado por la PGR de colusión con el narcotráfico. Por eso se acordó el atrilero de historias negras que no siempre se repiten, no por lo menos hasta ahora… (Me leen mañana).
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