Washington, D.C.— Un depredador letal que parece sacado de una película de ciencia ficción está causando alarma entre ecologistas y autoridades de vida silvestre en Estados Unidos. Se trata del pez cabeza de serpiente del norte (Channa argus), una especie invasora originaria de Asia que no solo puede respirar fuera del agua, sino que también es capaz de desplazarse por tierra firme, una habilidad que le ha otorgado una peligrosa ventaja evolutiva.
De acuerdo con un reporte de la revista Smithsonian Magazine, este pez fue visto por primera vez en territorio estadounidense en 2002, específicamente en las aguas de Crofton, Maryland. Desde entonces, su presencia se ha expandido por varios estados, incluyendo Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania y Arkansas, generando preocupación por su comportamiento agresivo y su capacidad de reproducción masiva: una sola hembra puede poner hasta 50 mil huevos en una sola camada.
El Departamento de Conservación de Missouri lanzó recientemente una alerta, destacando que este pez representa un grave riesgo para las especies nativas, debido a que es un depredador territorial y voraz. En algunos estados incluso se ha pedido a los pescadores que eliminen a estos ejemplares si los encuentran.
Según explicó Martin Genner, profesor de Ecología Evolutiva y Biología Acuática de la Universidad de Bristol al medio BBC, la capacidad del Channa argus para respirar aire se debe a una estructura especializada llamada cámara suprabraquial, ubicada detrás de sus agallas. Esto le permite sobrevivir en ambientes con muy poco oxígeno, como los arrozales y manglares en Asia, su hábitat natural.
The Missouri Department of Conservation is warning the state’s anglers — and folks living near Missouri waterways — to keep an eye out for an invasive snakehead fish not native to the United States, echoing warnings issued in other states. https://t.co/jnizQiYzPB
— KCAU 9 News (@kcautv) April 19, 2025
El origen de su presencia en EE.UU. podría estar vinculado al comercio de peces ornamentales o su venta como alimento en algunos mercados y restaurantes. Al ser liberado accidentalmente o de forma intencional en cuerpos de agua, el pez encontró condiciones ideales para proliferar sin control.
Aunque la erradicación total parece improbable, autoridades como el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU. aseguran que con la colaboración del público han logrado mantener bajo vigilancia varias poblaciones, con el objetivo de minimizar su impacto en los ecosistemas locales.
Este caso vuelve a poner en la mira el impacto ecológico del tráfico y liberación de especies exóticas, una práctica que puede desencadenar consecuencias devastadoras para la biodiversidad.
"Lo que comenzó como una curiosidad en peceras y cocinas, hoy se ha convertido en una pesadilla para los ríos y lagos de Norteamérica."