El célebre naturalista y explorador alemán Alexander von Humboldt visitó Cuernavaca el 10 de abril de 1803, durante su viaje de Acapulco a la Ciudad de México. Fascinado por el clima templado y constante de esta región del centro de México, Humboldt la describió como una zona de “primavera eterna”.
Este comentario se encuentra documentado en su obra Vistas de las Cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América, donde escribió: “se levanta majestuosa al Sudeste de la ciudad de Cuernavaca (antiguo Cuauhnáhuac), en la pendiente occidental de la Cordillera de Anáhuac, región feliz que los habitantes llaman tierra templada, por razón de una primavera eterna que disfrutan…”.
A partir de esta observación, Cuernavaca comenzó a ser conocida como “La Ciudad de la Eterna Primavera”, un apodo que ha perdurado por más de dos siglos y que destaca el clima privilegiado del lugar.
¿Quién fue Alexander von Humboldt?
Alexander von Humboldt (1769–1859) fue un científico, geógrafo, naturalista y explorador prusiano, considerado uno de los padres de la geografía moderna universal. Su legado abarca campos como la botánica, la zoología, la climatología y la geología.
A principios del siglo XIX, emprendió una extensa expedición científica por América Latina —incluido México— junto con el botánico Aimé Bonpland. Durante cinco años, Humboldt recorrió miles de kilómetros estudiando la biodiversidad, el clima, la geografía y las culturas de los pueblos que visitó.
Su enfoque combinaba el rigor científico con una mirada humanista. Fue uno de los primeros europeos en valorar y documentar los saberes indígenas, y se pronunció en contra de la esclavitud y la explotación colonial. Su obra influyó profundamente en pensadores y científicos como Charles Darwin, Simón Bolívar y Goethe.
La observación que hizo sobre Cuernavaca es solo uno de los tantos registros que dejó durante su paso por América, marcando un hito en la historia del conocimiento científico del continente.